miércoles, 28 de febrero de 2007

El espejo roto


El hombrecito que cantaba sin cesar
el hombrecito que bailaba en mi cabeza
el hombrecito de la juventud
rompió el cordón de su zapato
y todas las barracas de la fiesta
se derrumbaron de repente
y en el silencio de esa fiesta
en el desierto de esa cabeza
oí tu voz feliz
tu voz desgarrada y frágil
infantil y desolada
que venía de lejos y me llamaba
y me llevé la mano al corazón
donde se agitaban
ensangrentados
los siete trozos de espejo de tu risa estrellada.
(Jacques Prevert)
*Echo de menos las carcajas despreocupadas de otros tiempos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wooowwww, qué buen poema!

Ahora que lo decís yo también noto la ausencia de esas carcajadas despreocupadas.
Ahora tengo muchas para conmigo, cómplices, y tal vez más satisfactorias. Pero ¿qué pasó con las otras, qué las esfumó?
Me dejás pensando...
.
.
.

Bueee, Lost, me encanta este sitio, me quedo chusmeando un poco más!

Besotes!

Julio Blez dijo...

He entrado por primera vez, recomendado por una buena amiga mía y vuestra supongo. Solo decir que suelo entrar a irrumpir y dar un poco el coñazo en la vida de muchos blogs, y que este en especial me ha gustado porque desde que entras, algo cálido te atrapa. No se si suena a halago, pero ahí lo dejo. Enhorabuena y un desconocido abrazo. Agur...